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El cadáver de una mujer ha aparecido atrozmente mutilado y con un poema prendido en  su ojo con un alfiler.

La autopsia refleja un grado de ensañamiento extremo que solo puede proceder de una mente vesánica capaz de un grado inhumano de crueldad.

El informe de lingüística forense sobre el asesino retrata un intelecto brillante, culto y sofisticado.

La inspectora Inés Luján y el subinspector Samuel Espino se enfrentan a un monstruo que les llevará hasta los límites del entendimiento y de la conciencia y que les empujará hacia el abismo de un perverso juego de espejos donde la verdad solo es la cara oculta de la mentira.